Vida consagrada masculina

​VIDA CONSAGRADA – El referente de la Vida Consagrada es Jesús de Nazaret, enviado por el Padre y puesto entre las personas para lavar los pies y servir entregando la vida hasta la muerte fecunda.

Lo hizo de manera absolutamente gratuita, desde una opción de disponibilidad absoluta a la voluntad de Dios, con algunos signos vitalmente decisivos de disponibilidad: virginidad, desasimiento de los bienes, rechazando un estilo de vida individualista o egoístamente autónoma.

Desde esa forma de vida genera un estilo nuevo de vida, que se estructura en la Iglesia. Las comunidades que van surgiendo en el medio cultural, de pensamiento, político, y económico del siglo primero se van nutriendo del mensaje del Maestro, y algunos de los miembros cualificados, reconocidos por su santidad de Vida, es decir por su vida justa, honrada y religiosa, son constituidos, es decir, se les pide el servicio de animar y hacer de esos grupos referentes de vida cristiana.

En el tiempo, y bajo circunstancias diversas, de esas comunidades el Señor suscita miembros que detentan UN CARISMA enriquecido desde una dimensión MISTICA Y PROFETICA, que se va decantando en lo que se denomina VIDA RELIGIOSA: masculina y femenina.

Este regalo de Dios, vital para la Iglesia y el mundo, no es un servicio ni jerárquico ni ministerial, ni presbiteral ni de otros órdenes.

En los documentos del Magisterio: Vaticano II, Vita Consecrata, y otros significativos, NO se habla de la Vida Religiosa desde el aporte que le hace el ministerio ordenado. Más bién es al contrario.

Desde mi experiencia de religioso no ordenado, perteneciente a un instituto donde no hay un solo miembro ordenado, detecto con facilidad que el ministerio sacerdotal no añade nada a la consagración religiosa. Es más, en algunas instancias, es fácil observar que tiende a ser confusa la visión de la consagración al estar presente, muchas veces como primacía, el llamado al sacerdocio.

Desde esta perspectiva, si deseamos o buscamos ser nítidos en lo que supone sentirse llamados a una vida de Consagración en la V. R., conviene y será necesario tener claro a qué nos ha llamado el Señor Jesús: generar fraternidad, desde el lavado de los pies, desde el “denles ustedes de comer”, desde “el que quiera ser el primero que se haga servidor de todos”, desde el “todos ustedes son hermanos”.